Hoy en el Bachillerato Santa María alumnos y profesores hemos celebrado el día del libro de una forma especial. En los grupos de WhatssApp y en el correo hemos compartido fotos y frases que nos han hecho valorar y darnos cuenta de la importancia que tiene leer libros, los valores y la cultura que transmiten,

Aquí os dejamos una muestra.

Día del libro 2020

Como todos sabéis, el 23 de abril es el Día Internacional del Libro. En origen, la fecha se eligió porque, aunque en diferentes calendarios, ese día de 1616 se registró la muerte de Shakespeare, Cervantes y el Inca Garcilaso de la Vega (no, no es el poeta de “En tanto que de rosa y azucena/se muestra la color en vuestro gesto…”) y coincide con el nacimiento y muerte en otros años de otros autores de renombre como Vladimir Nabokov, William Wordsworth o Josep Pla.

Con el Día del Libro ocurre lo mismo que con el Día de la Madre, del Padre, del Abuelo, San Valentín… Todos los días son días del libro, del amor, del disfrute… Desgraciadamente, no siempre disponemos de tiempo para dedicarnos a la lectura. Se suele oponer el libro a otras actividades de ocio: películas, series, videojuegos, redes sociales… Quizá no haya que oponer el arte literario a esas actividades, sino sacar un rato para ello, sabiendo que sus beneficios y aportaciones son otras. El mayor enemigo que tiene hoy el libro es nuestro propio ritmo de vida, ya que la lectura es una actividad solitaria en un mundo de hiperconexión.

Desde Italo Calvino en Por qué leer los clásicos (1991) hasta Mario Vargas Llosa en La verdad de las mentiras (1990), cientos de escritores se han lanzado a explicar su experiencia con la literatura; una experiencia universal que los lectores comparten. De los libros extraemos citas que nos sirven para adornar algún discurso, algún trabajo, alguna fotografía que colgamos en redes, algún merchandising… Tenemos la famosa «Lo esencial es invisible a los ojos» de El Principito de Saint-Exupéry, las grandes enseñanzas de nuestro Quijote como «Cada cual, Sancho, es hijo de sus obras» o las sentencias de Valle-Inclán definiendo su esperpento y con él a nuestro país —«El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada»—, como han estudiado los alumnos de Segundo de Bachillerato.

Cada lector va creando su propio libro de citas, personajes, obras que le han marcado y releería, pero también otras que jamás recomendaría. Cada lector tiene su propia definición de la lectura. La literatura, pese a que algunos les parezca «eso que obligan a aprender en el colegio», es una necesidad antropológica. Ahora que estamos ENCERRADOS lo vemos con claridad: necesitamos comunicarnos, hablar con el otro, contarle algo, añadir a nuestras anécdotas detalles más jugosos para sorprender a nuestro interlocutor.

El ser humano necesita historias que le transporten a otra realidad, con las que buscar respuestas aunque le generen más preguntas que certezas, que le lleven a conocer más o a profundizar en sus aficiones, etc. Ejemplos de ese valor antropológico los tenemos en Las mil y una noches, como han estudiado los alumnos de Primero de Bachillerato, donde Sherezade evita su sentencia de muerte seduciendo con la palabra al sultán; en el Decamerón, de Boccaccio, tan recordado estos días, donde otros protagonistas pasan una pandemia contándose historias en un castillo; en El conde Lucanor, de don Juan Manuel, intentando mantener el poder feudal de los nobles a través de historietas ejemplares…

Disponemos de definiciones más sentimentales de la lectura, como que nos permite viajar, evadirnos de la realidad, ampliar nuestro conocimiento del mundo, vivir situaciones a través de sus personajes que seguramente no protagonizaremos… No obstante, olvidamos los beneficios demostrados científicamente: los libros mejoran nuestra comprensión lectora, aumentan nuestro vocabulario y razonamiento, sus estructuras sintácticas complejas activan nuestras sinapsis, ayudan a que el cerebro se relaje —como la meditación o el rezo— y un largo etcétera.

Desde el Bachillerato Santa María estamos comprometidos con intentar seducir a nuestros alumnos cual Sherezades modernas. ¡Leed! No hace falta que sean clásicos, sí que estén bien escritos. Dicen que hay un libro para cada persona: de intriga, de humor, románticos, ciencia ficción, fantásticos, juveniles… Solo hay que probar, como cuando buscáis una serie en Netflix.

¡Estamos a vuestra disposición para recomendaciones! De momento, ya sabéis que podéis acceder con vuestro carné de la biblioteca de La Rioja a los libros, revistas y películas de Ebiblio y que tenéis más en todostuslibro.com.

Salud y buena lectura,

Jessica Cáliz